Aúpa ahí.
Cuarta etapa ya de esta andanza que va poco a poco tomando forma de vuelta al mundo.
Haciendo un repaso:
- Etapa 2. Verano 2016: Kirguistán-Camboya (os hablé de este viaje aquí)
- Etapa 3. Verano 2017: Australia (os hablé de este viaje aquí)
- Etapa 4. Semana Santa y verano 2018: Chile-Argentina-Bolivia-Brasil
Para
esta cuarta etapa la moto vino de Australia a Chile en barco:
Sydney-Valparaiso. En cuanto a precios: unos razonables 500 euros por el
pasaje de la moto en barco (fueron tres meses), más otros irrazonables y
disparatados 500 euros por la descarga, tasas y no sé qué otro robo en
el puerto de Chile. A esto añadir 150 euros que pagué para que alguien
recogiera la moto en mi nombre y la guardara hasta que yo llegara meses
después.
En
Chile, a los vehículos extranjeros se les da un permiso temporal de 3
meses que luego te dejan ampliar en otros 3. O sea, al de seis meses uno
está obligado a sacar la moto del país; esto me obligó a un viaje
adicional en Semana Santa aparte del habitual en verano.
Abajo un mapa con el recorrido total de este año donde he marcado los lugares de los que voy a hablar en este relato.
PARTE 1. SEMANA SEMANA 2018.
Por
Chile transcurren dos carreteras con nombre propio: la carretera
Panamericana que viene de Alaska y atraviesa los dos tercios norte del
país, y la carretera Austral que le da el relevo y continúa en la parte
más al Sur. Ambas van de Norte a Sur, los dos puntos cardinales
predominantes en este país.
Empiezo
yendo al Sur por una Panamericana perfectamente asfaltada. En Quellón
en la isla de Chiloé, a 1300km al Sur de Santiago, aparte del payaso de
la guitarra de abajo, se encuentra el monumento del fin de la
Panamericana.
En
Chiloé merecen una visita las iglesias de madera, patrimonio Unesco,
que tiene repartidas a lo largo de la isla; y los fuertes y polvorines
que dejó España en Ancud, su último bastión en Sudamérica que no
abandonó hasta 1826.
Tomo
después la carretera Austral para ir más al Sur, y enseguida veo que
ésta es mucho más interesante: intervalos sin asfaltar, partes que deben
hacerse con transbordador, vegetación más salvaje, clima más
impredecible me gusta.
Un aluvión de tierra arrasó antes de mi llegada un pueblo entero cortando la carretera Austral a mi paso hacia el Sur.
Hasta aquí pude llegar. Han tardado meses en abrir ese tramo.
Ya
contaba que, con mi planteamiento de viajar en verano (invierno allí),
no iba a poder ir muy al Sur a ver destinos obligados como: Perito
Moreno, Torres del Paine, Ushuaia…, pero este contratiempo me obliga a
dar media vuelta antes de lo previsto una excusa para volver otro año.
Recortes
de periódicos en las paredes de los bares y señalización vertical muy
particular indican que ésta no ha sido la única desgracia natural habida
en la zona…
Vuelvo a coger otra vez dirección Norte. En lo posible, evito la aburrida Panamericana.
Finalmente, ya pasado Santiago y, tras unas curvas que me suben a 3200m y un túnel bajo los Andes, entro en Argentina.
Pagando permiso de entrada al parque y contratando guía (obligatorio), tras una correcta aclimatación, uno podría llegar a la cima del Aconcagua (6962m).
Vista de la cima desde el campo 2...
Llegué hasta el campo 3, pero de ahí no pasé. Demasiada nieve en la cumbre. Pena.
La entrada a Argentina por este Paso de los Libertadores fue muy lenta. Había bastantes coches y, encima, se entretenían mucho con cada uno.
En
Argentina tomo dirección Norte pegado a Los Andes por la Ruta 40, otra
carretera con mayúsculas que atraviesa Argentina de Sur a Norte, y es
protagonista de infinidad de crónicas y entradas en la web de viajeros
de todo tipo: en moto, bici, mochileros, en caravana Combina asfalto
con pista, montaña con llanura, aridez con humedad…
Tramos que en época de lluvia no habría podido cruzar…
A medida que voy yendo más al norte la pista predomina.
Por el camino pincho 3 veces!! Una cubierta china (la famosa Tourance) que con sólo 4000km estaba ya totalmente agrietada.
Tras varias mechas consigo llegar a un pueblito donde me acaban poniendo una cámara interna.
Consigo llegar al punto más alto de toda la Ruta 40: Abra del Acay, 4995 m.s.n.m. Sólo en Asia, en el Tibet, debe haber alguna pista más alta. Bonitas panorámicas antes de llegar.
Pequeño incidente poco después a 4000 metros de altura…
Y no me da tiempo a más; debo regresar a Bilbao. Dejo la moto en manos de un mecánico de bicis en un pueblito llamado Susques, y marcho. Aprovecho para ver una de las maravillas del mundo.
PARTE 2. VERANO 2018
Con la moto un tanto maltrecha pero funcionando, y ya por la carreta principal, sigo hacia el Norte.
Antes parada en Pumamarca para tomar un mate junto al cerro de los 7 colores…
Trópico de Capricornio.
Y frontera con Bolivia. Argentina tiene 5121 km de largo.
La entrada en Bolivia fue muy fácil y rápida. Me dan un permiso temporal para la moto de 3 meses.
Evo tiene puesto en las gasolineras un precio especial tres veces más caro para los vehículos con matrícula extranjera. Encontré de todo: al que después de insistir conseguía que me cobraran a precio local, al que acordaba un precio intermedio donde el gasolinero se quedaba con la diferencia, y al incorruptible que te daba factura y te cobraba todo.
A
modo general, decir que Bolivia tiene una red viaria bastante pobre;
muchas carreteras que aparecen en el mapa con trazo y anchura de
carretera luego resultan ser pistas; sin embargo, se ve que esto va a
cambiar rápido, hay obras de carreteras nuevas por todo el país.
Mi
primer destino es Uyuni. De los 200km que hace un año eran pura pista,
ahora ya tienen más de la mitad asfaltado. El que venga dentro de 6
meses ya sólo verá carretera.
Zona recóndita que fue elegida por los famosos fugitivos Butch Cassidy y Sundance Kid de la película ‘dos hombres y un destino’ para esconderse. Les mataron en un pueblo a escasos kilómetros de aquí.
Casi
con nervios llego al salar de Uyuni del que tanto bueno había oído
hablar. No me defraudó. Una pasada. No he visto nada igual.
Sigo mi camino. Paso por Potosí que no me gustó (no cuelgo ni una foto) y me quedo unos días en Sucre, la que dicen ciudad más bonita de Bolivia. Había leído en internet que allí se encuentra el mejor mecánico de motos de todo Bolivia que, desde luego, con la mía hizo un buen trabajo.
En una fábrica de cemento de Sucre encontraron por azar hace unos años lo que ahora es considerado el lugar de huellas de dinosaurios más importante del mundo.
Hay
multitud de huellas y se ven desde fuera de la fábrica. Si uno se fija
un poco en la siguiente foto, en la pared del fondo se puede ver una
traza de huellas que suben partiendo de donde queda la cola del
dinosaurio (esa pared, en la época de estos seres, debía el fondo de un
lago).
Para no forzar la vista, si uno quiere verlo de cerca no hay más que cambiarse de casco. Éstas, en concreto, son de un Saurópodo.
Me dirijo hacia el Este. Dejo atrás el altiplano; me despido de las llamas.
En esta zona central de Bolivia fue donde colaboradores de la CIA capturaron y ejecutaron al Che en 1967. Me desvío hasta Vallegrande, donde fue enterrado, para visitar su mausoleo, aunque sus restos ya no están aquí, fueron trasladaron a Cuba en 1997.
Y llego a Brasil.
La frontera Bolivia-Brasil fue también de trámite fácil, aunque grandes colas para sellar el pasaporte tanto a la salida de Bolivia como a la entrada de Brasil. Es una frontera donde no hay nadie que te impida el paso, uno podría entrar en Brasil sin sellar nada aunque, obviamente, eso implicaría problemas después. Me dan permiso temporal para la moto para 6 meses.
Cristo rey do Corumbá. En esta región se encuentra el Pantanal que no pude visitar debido a la lluvia.
Hago muchos kilómetros en Brasil. Lo primero a destacar es que los brasileños (no importa la edad) son muy agradables y me han ayudado siempre que lo he necesitado. Segundo, los problemas de inseguridad, siempre según ellos, se centran en determinadas zonas de las grandes ciudades; yo afortunadamente no tuve ningún percance ni percibí nada. Tercero, apenas hay tramos de carreteras de dos carriles; aunque, por lo menos, por donde yo circulé el asfalto era aceptable. Cuarto, todo en el país fuera de las ciudades tiene un color rojizo: carretera, arcenes, aceras, bajos de vehículos, debido al color de la tierra/arcilla en todo el país.
Voy hacia el Sur a ver unas cataratas.
Empecé yendo a verlas desde el lado argentino (fotos de arriba). En la frontera debe sellarse el pasaporte en ambos sentidos; en el argentino te paran, en el brasileño confían en que entres tú a su oficina. Respecto a la moto, yo les dije que iba a volver en el día y no hice ningún trámite.
Desde ambos lados son impresionantes. Argentina queda a la derecha en la siguiente foto, Brasil a la izquierda.
Sigo ruta, y llego al Atlántico.
Río de Janeiro.
El Cristo Redentor de lejos y de cerca.
Buenas vistas desde arriba: Corcovado y Pao de açucar.
En Brasil se hizo realidad la pesadilla de todo viajero: ¡perdí el pasaporte!
Sin
perder la calma, lo primero que hay que hacer es presentar una denuncia
en la gendarmería de cualquier pueblo, y lo segundo ver dónde hay
consulado o embajada español. Hay básicamente dos opciones: la más
rápida y fácil es que te hagan un salvoconducto (es gratis, lo hacen en
el día, hay que llevar foto) pero sólo es válido si uno tiene reserva de
avión para volver a España; en caso que uno quiera seguir viajando,
debe pedir un pasaporte provisional que lleva 3-4 días. Yo hice el
trámite en la embajada de Brasilia y ya aproveché para visitar la
ciudad.
Brasilia,
ciudad construida en 1960 con el fin expreso de usarse como capital del
país, y así poder poblar y dar infraestructura al centro de Brasil.
Todo en ella es nuevo. Fijaos ¡qué catedral!, ¡qué campanario!
Congreso Nacional.
Puente Kubitschek
Sigo por el camino que lleva a Belem.
No lo he comentado hasta ahora, pero mi plan es llegar hasta la Guayana Francesa, único país de Sudamérica donde no me van a poner pegas para poder dejar la moto todo el tiempo que quiera, no en vano es Francia, la Unión Europea Para ello debo cruzar el Amazonas, y no hay puentes que lo crucen. En Belem cojo un barco que tardará 30 horas en llevarme hasta la otra orilla; ¡menudo río el Amazonas!
Cargar
la moto en el barco no permite descuidos: primero, para llegar a la
ensenada hay que pasar por el tablón que se encuentra en primer plano
(ése fue fácil), luego para subir al barco el tablón a 30º de más
adelante (ése fue más difícil).
Para el barco, imprescindible una hamaca, y un libro (son 30 horas!!!).
Llego a Macapá, en el lado norte del delta del Amazonas. La moto vuelve a entrar en el hemisferio Norte.
Agur Amazonas.
Sigo
hacia el Norte. Son ya muchos días en moto, el cansancio se nota. No
veo con los mismos buenos ojos que al principio la pista de tierra que
se divisa al fondo.
Al final han sido sólo 110km de pista arcillosa; el resto era carretera bien asfaltada hasta llegar a Oiapoque, el último pueblo de Brasil.
La otra orilla del río es Francia. Sólo debo cruzar el puente del fondo para volver a manejarme en euros, con el DNI, roaming gratis…
En la Guayana los ciudadanos UE entran directos sin mostrar los papeles de la moto. Otras nacionalidades deben probar que disponen de seguro.
Y esto es todo amigos. Espero haberos entretenido un rato.
Ondo ibili.