ALBANIA y KOSOVO en moto


Aupa a todos


Unos días libres para visitar Albania y Kosovo; dos de los pocos lugares salvajes que aún quedan en Europa.

Como otras veces que he ido a esa zona me decanto por carretera hasta Ancona y allí ferry a Igoumenitsa, al norte de Grecia.



La frontera albanesa se encuentra a 28km al norte de Igoumenitsa. No hay ninguna indicación que ponga Albania, o frontera, y en los mapas no aparece ninguna carretera. Preguntando a los locales encontré el camino: primero se debe ir a Sabiades (21km al norte de Igoumenitsa) y una vez allí tomar dirección Mavromati.

Es un paso fronterizo muy secundario sin apenas nadie. Pasaporte y documentación de la moto y en un par de minutos ya estás en Albania. La carta verde también es necesaria pero no me la pidieron.



Hice la ruta en sentido antihorario empezando por el sur, luego este, norte y retorno por el oeste.



Tras la primera curva uno de los numerosos bunkers apostados como setas en todo el país.



Paisajes del sur.





Algún pueblo. Éste es Girokastra.



Una de las características de Albania es el mal estado de sus carreteras. Incluso las que vienen en los mapas como principales son estrechas y tienen traicioneros socavones que pueden llevarte al suelo; pero eso es en parte lo que vine a buscar.






Y muchas curvas.




Para los próximos días anuncian fuertes lluvias, y en el Este del país no hay carreteras, sólo pistas. Mi intención inicial era ir por ellas hacia el Norte pero el barro y la prudencia hacen que a última hora cambie de planes y decida subir por Macedonia que queda muy cerca.

Entre Albania y Macedonia se encuentra el lago Ohrid; bordeándolo se llega a la frontera (justo al fondo de la siguiente foto). Nuevamente un paso sin tráfico y muy rápido; aquí sí me pidieron la carta verde.



Sin guía y sin nada mirado sobre qué visitar en Macedonia sigo mi camino hacia el Norte.



Me encuentro con la amurallada ciudad de Ohrid. Muy merecedora de una visita.
Toda adoquinada; al fondo su castillo.



                                                                                             
Un placer perderse por sus calles.






He viajado muchas veces con lluvia, pero es la primera vez que en una jornada llueve todas y cada una de las horas, todos y cada uno de los minutos, todos y cada uno de los segundos…

Entro en Kosovo. Escojo un paso fronterizo secundario.

Un cartel que seguro que tiene pocos años dice ‘Republika e Kosoves’. La atenta mirada de un grupo de militares me coarta fotografiarlo. Dos funcionarios en la barrera: uno mayor serio que no entiende mi inglés, y uno joven más sonriente que lo habla perfectamente.

El hecho de tener pasaporte español siempre me ha ayudado en las fronteras. La afición al fútbol es casi universal; distiende el ambiente y relaja a esos funcionarios que presentan muchas veces una seriedad y rigidez forzada. Para ellos, España es sinónimo del mejor fútbol y les gusta hablar de ello.

En esta ocasión, en cuanto entrego el pasaporte al joven y sonriente funcionario, cambia de inmediato su semblante y me echa durante varios minutos un rapapolvos de cuidado donde me cuenta toda la sangre y esfuerzo que les ha llevado conseguir tener un estado independiente y termina diciendo ‘y vosotros los españoles aún no reconocéis Kosovo como estado!. Franceses, ingleses, estadounidenses lo han hecho ya y vosotros por qué no’. No le digo mi opinión para no parecer que sencillamente busco la respuesta que quiere oír, así que limito a decirle que ‘los políticos hacen a veces cosas muy raras’.

La carta verde no es válida para Kosovo porque, por una parte, no es reconocido internacionalmente como país pero, por otra, tampoco es considerado ya parte de Serbia donde sí valdría; o sea, un jaleo. Me hacen pagar 15€ por un seguro temporal para la moto, y cuando ya me estoy poniendo los guantes para irme. –‘ ¡Ey!, no olvide enseñar el sello Kosovar de su pasaporte a los políticos de su país’.

Por si hay algún político leyendo esto ahí van el sello y el seguro temporal.



En Albania tienen como moneda el Leke, y en Macedonia el Dinar. En Kosovo me sorprendió que utilizaran el Euro.

Los precios son muy bajos allí. Seguramente haya estado en países más baratos, pero el hecho de pagar en Euros hace que esto allí resulte mucho más chocante (en un restaurante normal el café 0.50€, una cocacola 0.75€, un plato de espaguetti 2.5€).

Lluviosas fotos del primer pueblo tras la frontera.



Aquí cada pueblito tiene su mezquita. Como en Albania, se me hacía agradablemente extraño despertarme con el muecín estando en Europa.

Monumentos en las afueras de prácticamente todos los pueblos recordando a los caídos en el conflicto yugoslavo, casi todos con fecha de 1999.





Llego a Prizren. Importante ciudad del sur.





Al día siguiente voy a Pristina, la capital de Kosovo.

Tráfico denso, accidentes… lo típico de todas las grandes ciudades.





Digno de ver es el monasterio de Gracanica, a pocos kilómetros de la ciudad. Protegido por militares kosovares y por un muro con alambre de espino.



Se trata de un enclave y lugar de peregrinación serbio en mitad de Kosovo; de ahí la presencia de militares.



Salgo de la capital. Por el camino pueblitos kosovares, ahora con mejor tiempo.



Cerca de Peje, próximo a la frontera albanesa se encuentra el monasterio Decani. Nuevamente tanques de la KFOR y control de pasaportes en el acceso.




Me dirijo nuevamente a Albania; otra vez busco la frontera más secundaria.



Todo fácil y rápido esta vez en la frontera.

La buena carretera dura poco en el lado albanés.



Estoy varios días entre pistas en el Norte de Albania. La parte más salvaje del país.
Primero en el parque nacional Valbone.





El último kilómetro lo asfaltan para afear un poco las fotos; aún así el entorno es muy agradable.


Un pueblo en plena montaña.



Bajram Curri. Que no falte un Mercedes en la foto; el coche más habitual en el segundo país más pobre de Europa.




Albania en estado puro.




Con estas carreteras no es raro pinchar. ¿Cómo se llamará el sitio donde arreglan pinchazos…?.



  
… pistas más lentas esta vez.






Así es el norte de Albania.




En todos mis viajes pierdo un par de kilos. Tengo que obligarme a comer.




Mezquita e iglesias conviven amistosamente en este país. Foto en Shkoder.



De Shkoder, cerca de la frontera montenegrina, parte una bien asfaltada carretera que comunica con el centro de Europa a través de Montenegro, Croacia…

No aparece, pero por esa carretera Bilbao queda a 2545 km.



Tomo dirección sur, por la costa adriática.



Vlora. El principal monumento por la independencia del país de 1912 y su mezquita otomana.




Playas de guijarros, poco explotadas.



Por el camino ruinas de la antigua ciudad griega de Apollonia.



Ruinas en Butrinti.



Pueblitos pesqueros.




Serpenteante carretera costera ya cerca de la frontera griega.



En la frontera los griegos me preguntan muy insistentemente si importo tabaco o alcohol; no se fían y me registran las tres maletas.

Ya totalmente de noche llego a Igoumenitsa, y saco mi última foto del viaje.




Agur.
Ondo ibili.