AUSTRALIA... ¿y mi moto?

Aupa ahí.

Hay viajes que salen bien, y viajes que no. El mío de este año... lo segundo.

Se trata de la tercera etapa de esta idea de viajar con mi moto lejos por ahí partiendo de donde la dejé el año anterior.

- Etapa 1. Verano 2015: Bilbao-Kirguistán (os hablé de este viaje aquí)
- Etapa 2. Verano 2016: Kirguistán-Camboya (os hablé de este viaje aquí)
- Etapa 3- Verano 2017. Australia

Tras el viaje de 2016, la moto se quedó  en un taller de motos en Phnom Pehn, la capital de Camboya (Dara motorcycle, 20€/mes). La encontré en perfecto estado y prêt à porter: revisión hecha, cubiertas nuevas y líquidos cambiados.



No ha resultado fácil salir de Camboya. El sudeste asiático está ahora muy complicado para circular con tu propia moto: Vietnam no permite entrar con motos extranjeras; para China necesitas un guía caro e incómodo (lo viví en 2016); y Tailandia que era mi esperanza (de hecho en 2016 entré por ahí sin problemas) ha cambiado sus normas en diciembre 2016 y ya no lo permite; o sea, que estoy encerrado. Si quiero sacar la moto de aquí, tiene que ser, sí o sí, en barco. Decido que sea a Australia.



Últimas fotos en Asia.

 

 

 

 

 



Para cargarla en el barco hubo que desmontarla, limpiarla, sacarle la gasolina (también querían vaciarle el cárter pero me negué) y pagar los 650$ del transporte. Viajar no es barato, viajar en moto lo es aún menos, pero si encima uno necesita de estos transportes... buff!

Australia tiene una inspección a la entrada (quarantine inspection) que es el terror de todos los que entran en ese país con su vehículo. No admiten ni un grano de arena alojado en el filtro de aire. Hay que desmontarla entera y hacer una limpieza total; la moto debe ir ‘as new’ como dicen ellos. Lo justifican con el temor de que una semilita o una hueva pueda invadir su flora y fauna.



Tras dejar lo del transporte de la moto atado, retorno al trabajo a casa donde empiezo a organizar mi viaje a Australia para mi mes de vacaciones: se trata de que la moto y yo lleguemos a la vez a Sidney.

Treinta días de vacaciones de los cuales calculaba que 3 se me irían en vuelos, y otros 3 días en hacer los papeleos e inspecciones en la aduana. Pues esto fue lo que ocurrió: la moto llegó con dos semanas de retraso, y, por si fuera poco, a la entrada a Australia, no sé aún por error de quién, la dejan en un almacén a 60km del puerto que retrasa otra semana el poder cogerla. Tres semanas perdidas, más los 3 días que aún quedaban de papeleos hacen que aborte lo de la caponord en Australia y decido enviarla fuera del país (Chile, otros 400€) y así ahorrarme los gastos de entrada. Ésa será otra etapa, que comentaré el año que viene... si tengo más suerte que éste.

Abajo la única evidencia del paso de la moto por Australia: foto del carnet de passages sellado en la aduana en Sidney. ¿Os he explicado alguna vez qué es el carnet de passages?



Esta crónica perfectamente podría terminar aquí, pero ya que he estado en Australia, he sacado algunas fotos y he recabado información que igual puede interesar a alguien que vaya hacer algún día una locura semejante, sigo escribiendo. ¡Ojo!, que también alquilé una moto.

Australia es una isla muy grande. Por si alguien calculaba que debe ser como dos veces Mallorca más o menos, que mire el siguiente mapa:



Hay zonas muy interesantes, pero las distancias entre ellas son enormes, y a menudo con poco de interés por el camino. De haber estado con la moto las habría recorrido encantado, pero he visto claro que no es el mejor medio para recorrer el país en menos de un mes.

Entro por Sidney. Bonita bahía de inviernos suaves...



... pero también con montañas nevadas no muy lejos.



... y cojo avión hasta Cairns al norte. Puro trópico.

Inquietante cartel que no me impide coger un barco con intención de bañarme.

 



Tras casi dos horas a toda velocidad navegando mar adentro se llega a una zona donde nuevamente se vuelve a ver el fondo. Es la gran barrera de coral, lugar Unesco ideal para el buceo. 



Gafas, mi móvil sumergible, y a bucear.



Otro avión hasta Alice Springs, justo en la mitad del país, no muy lejos de donde se encuentra el fotogénico Ulluru. Este vuelo fue algo más caro, pero normalmente los vuelos internos salen por 60-70€/trayecto.



A los australianos les encanta escaparse unos días en plan cocodrilo Dundee para recorrer la zona central del país (outback), mucho menos desarrollada, mucho más árida, para ver los amaneceres, las estrellas, hacer acampada libre, fogata…

Encuentro por internet un lugar donde me alquilan una minicaravana a coste cero (relocation lo llaman) si la devuelvo a Adelaida en seis días. Acepto, claro.

Me encantó lo de la caravana: con su cama, fuego de gas, fregadero, nevera... parar donde a uno le apetece para comer o para echar la siesta...

 

 

 

 



Llego a Melbourne. Dinámica ciudad.

 



Allí alquilo un hierro para recorrer la Great Ocean Road. Carretera con nombre propio que recorre una parte de la zona costera del sur del país.

 



Una Harley que encuentro a modo superoferta, lo que no quiere decir que barata (70€/día). Lo que son las cosas, mi idea era llevar mi moto para no tener que alquilar una allí; al final he pagado las dos cosas: el transporte de mi moto y el alquiler de una moto allí.

Recordad…

 



Great Ocean Road. En algún sitio he leído que es la mejor carretera del mundo (he estado ya en varias ‘mejor carretera del mundo’: Pakistán, Noruega, Rumanía, EAU... y espero estar en muchas más). Ésta no es la mejor carretera del mundo, pero está muy bien.

Se pasa junto a icónicas playas para los surferos de todo el planeta, zonas costeras muy panorámicas…

 

 



Los doce apóstoles de todas las postales…



Eucaliptos con koalas…



...y, ¡cómo no!, canguros.
 

 



No hay tierra firme entre estas costas y la Antártida. De allí vienen muchas ballenas en invierno…

 

 



Aún tengo una semana. Ya que estoy en esta parte del mundo, y viendo que no son caros los vuelos, me voy donde más lejos se puede ir de mi casa (sin salir del planeta, me refiero).



Este país es pura naturaleza. Ya desde el avión le entran ganas a uno de ponerse los crampones y perderse entre sus montañas.

 

 

 

 



Unas fotos más y termino.

 

 

 

 



En definitiva, una castaña no haber podido estar con mi moto.

Ondo ibili.