RUMANÍA, MOLDAVIA y UCRANIA en moto

Aupa ahí.

Como dice el título, acabo de estar en Rumanía, Moldavia y Ucrania con la moto; tres países francamente interesantes, muy auténticos y aún no invadidos por el turismo, y que bien merecen una visita.

Como siempre, antes de nada un mapa para situarnos.



De Bilbao hasta la frontera de Rumanía hay 2450km de perfectas autopistas. Nada digno de relatar.



Rumanía apenas tiene autopistas ni autovías; son prácticamente todo carreteras regionales que están continuamente atravesando pueblos; cuesta, por tanto, hacer kilómetros. Muchas motos visitando el país; muchos saludos.

Primer destino la Trasfagaras, una carretera con nombre propio que aparece en todos los top10 de mejores carreteras del mundo para andar en moto.

La carretera empieza cerca de Sibiu y termina en Pitesti, y transcurre por los Cárpatos, concretamente por los montes Fagaras que se ven al fondo de la siguiente foto.

 



Buen firme, buenos paisajes y mejores curvas.



Pero esta carretera tiene otros alicientes:

... lagos...



... cascadas...



Y por si fuera poco, esta carretera que transcurre por la región de Transilvania pasa justo debajo del castillo donde vivió Vlad Draculea ‘el empalador’ (en quien está inspirado Drácula).

Lo que queda del castillo se ve arriba de la siguiente foto.



Vistas desde arriba…



Siguiente destino el aeropuerto de Bucarest.



Vamos hacia el norte. Visitamos primero Brasov.



Fortaleza de Rasnov.



Castillo de Bran.



Seguimos ruta…



Parada en Siguisoara.

Como siempre, primero buscar alojamiento…



… con parking privado.



Los alojamientos son baratos en Rumanía. La gente es amable en Rumanía. Todo ha estado bien en Rumanía.
Siguisoara es una ciudad bonita.



A destacar la torre.



… y sus calles del centro, todas adoquinas.



En esta ciudad nació Draculea. Este personaje está presente en toda Transilvania.



Nos vamos a los Cárpatos del norte.



En esta zona se encuentran los monasterios pintados de Bucovina. Hay quien los llama la capilla Sixtina del Este.



Por supuesto, fueron declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Monasterio Sucevita.



Monasterio Modovita.



Monasterio Voronet.



Cambiamos de tercio. Vamos hacia el mar Negro, al delta del Danubio.



Aparcamos la moto en Tulcea,  y vamos donde sólo se puede llegar en barco.



Vuelta a Bucarest.



Parlamento...



Ciudad muy animada...




Última foto para ella.



Nuevamente solo. Tomo dirección Norte, hacia Moldavia.



Aún quedan fronteras complicadas en Europa, y yo voy a pasar por tres de ellas.

En la de Moldavia, el último funcionario que pone el sello para formalizar la importación de la moto me dice que o le doy by the face 20 euros o no entro. No me pilla de sorpresa, se habla mucho de esos sobornos en la red. Tras una breve negociación, me acaba robando ‘sólo’ 10 dólares (suelo llevar siempre algunos dólares en billetes pequeños para estas agradables situaciones).



Moldavia es el país más pobre de Europa. También es el país menos visitado.

Su capital es Chisinau.



El país será pobre, pero lo tienen todo muy cuidado y limpio.



Al fondo arriba una joya: monasterio en Orheiul Vechi.



Siguiente destino Transnitria.

Transnitria es un caso insólito en Europa. Está a todos los efectos independizado de Moldavía: tienen gobierno propio, ejército, moneda, pero sin reconocimiento internacional. El país se considera soviético, es la única reminiscencia pura que queda de la extinta URSS.



El paso por la frontera es espectacular: soldados con metralletas tras una barricada, algún tanque ruso poco más moderno de los que entraron en Berlín. La paso sin sobornos. Bien.

Símbolos en todos los pueblos de este peculiar país.



Atravieso un país que no aparece en los mapas, que no tiene embajadas ni protección diplomática, donde mis seguros no valen y, sin embargo, lo hago disfrutando como un niño.



Llego a Tiraspol, la capital. Los escudos de arriba delatan la ideología del país.



Y que no falte la estatua de Lenin.



Siguiente frontera Ucrania. En ella se ven observadores de la UE apoyando a los funcionarios ucranianos.
No vayas al Este, me dicen.

Nuevamente sin problemas. Bien.



Llego a Odesa.

Muchos coches, mucha gente, pero bonita ciudad.



Ópera.



Las escaleras del fondo se conocen como escaleras Potemkin, que han tomado ese nombre por aparecer en la película 'el acorazado Potemkin'.



Tengo tiempo para ir a la playa.



Tomo dirección Kiev. ¡Cómo estoy disfrutando en este viaje!.



Kiev es impresionante.




Iglesia de San Andrés.



Catedral de Santa Sofía.



Estatua de la madre patria.



Ucrania está en unos momentos muy reivindicativos, y la plaza de la independencia de su capital Kiev es su máxima expresión. Actualmente está totalmente tomada; barricadas impiden el paso.



Por Kiev pasa el río Dnieper. Me doy un baño.



Dejo Kiev y voy más al Norte. A Ivankiv.

A medida que me alejo de la capital el tráfico va reduciéndose hasta casi desaparecer.



A la salida de Ivankiv se encuentra el big egg. Un austero monumento que sirve para recordar lo sucedido aquí en 1986.



A partir de este punto empieza la que seguramente sea la zona más desolada del planeta.
Estamos a 50km de Chernobil.



Todas las personas que vivían al norte de este punto fueron evacuadas. Actualmente, de forma permanente, sólo hay militares. Unos kilómetros más adelante hay un control militar que prohíbe el paso debido a los todavía elevados niveles de radioactividad de la zona.
Con llegar hasta aquí me basta; me doy media vuelta.

 

Tomo camino a L’viv, mi último destino en Ucrania. Por el camino paso por el monasterio de Pochaev (Pochaev Lavra).



Llego a L’viv, una ciudad que tiene el mérito de no haber sido nunca bombardeada, a pesar de de haber estado en medio de todo el fregado durante ambas guerras mundiales. Mantiene un toque de arquitectura austro-húngara.



Vistosos, a la vez que incómodos, adoquines y raíles de tranvía en toda la ciudad.


Y esto es todo…

Espero que os haya entretenido.

Agur. Ondo ibili.